Todos queremos que nuestros pisos luzcan siempre esplendorosos, pero a veces es fácil confundirse y pensar que mientras más agua mejores resultados o que para que brillen hay que pulirlos con sustancias especiales.
Hay que tener mucho cuidado porque la limpieza dependerá del tipo de piso que tengamos. En el caso específico de los pisos laminados debe tener cuidado con el exceso de agua y con materiales o productos de limpieza que lo rayen.
Los pisos laminados son muy nobles por su versatilidad y facilidad para mantenerlos limpios, así que recuerda que con una limpieza regular estos pisos seguirán viéndose como nuevos. La limpieza puede ser diaria, peros solamente en seco para quitar el polvo, esto mediante cepillos suaves y de fibras naturales.
También puedes utilizar una aspiradora con aplicación de cepillo suave para quitar el polvo, esto se hace fácil y no tardarás mucho tiempo. Recuerda sacudir en la dirección en que se colocaron las láminas del piso.
Si requieres una limpieza más profunda, que puede ser cada 3 a 4 meses, lo puedes hacer con agua caliente (no hirviendo) y con un trapeador suave y húmedo, lo tienes que exprimir muy bien para que no empape, que solo humedezca ligeramente la superficie.
Con los pisos laminados eso de “sacarle brillo” es un mito, ya que no se deben usar productos grasos ni ceras, ya que estas mancharían el piso y afectarías la durabilidad del mismo. Lo que puedes hacer es pasar varias veces un trapo de micro-fibra y con esto verás que el piso recupera su brillo.
Ante un derrame lo principal es actuar de inmediato, no esperar para quitar la sustancia derramada mediante un trapo o esponja. Si hay una mancha difícil lo recomendable es limpiar directamente en la mancha con agua o un detergente no abrasivo para frotarlo con un trapo suave.
Ahora ya lo sabes, no uses cepillos duros, evita el exceso de agua, no utilices materiales abrasivos y solamente retira el polvo periódicamente. Con esto en mente le darás una larga vida a sus pisos laminados.
